Según el último informe de Chainalysis, los hackeos de puentes entre cadenas representaron el 69% del total de criptomonedas robadas en lo que va del 2022. Esto equivale a un aproximado de $2.000 millones.
En este contexto, el robo más importante fue el que protagonizó el puente Ronin, a fines de marzo, por $624 millones. Mientras que por otro lado, el último hackeo reportado es el del puente Nomad, en el que se estima que se extrajeron un total de $190 millones.
Chainalysis continúa explicando en su informe que dichos puentes suelen ser los objetivos porque “cuentan con un punto central de almacenamiento de fondos que respaldan los activos ‘puenteados’ en la cadena de bloques receptora:”
Al respecto, los expertos opinan que los puentes aún se encuentran en sus etapas iniciales, y algunos desarrolladores todavía tienen una comprensión relativamente escasa de los protocolos de seguridad, lo que hace que sus protocolos sean vulnerables a la explotación por parte de piratas informáticos.
En resumen, esperamos que el tiempo de evolución hacia modelos de seguridad más robustos no sea de uno o dos años, como anticipó James Prestwich, fundador de Nomad bridge, tan solo un par de semanas antes de que su puente se convirtiera en objetivo del último ataque.